La cifra de gastos corrientes (OCF) es un indicador clave para los inversores en fondos. Representa el coste total de invertir y operar el fondo durante un periodo determinado—como 1 año, 3 años, desde principios de año o desde su creación. El OCF se compone de dos elementos principales: las comisiones de gestión de inversiones, que son los pagos realizados al gestor de la cartera por invertir su dinero y supervisar el fondo, y los gastos administrativos y otros costes. Estos incluyen todos los costes necesarios para mantener el funcionamiento del fondo, como las tasas administrativas, gastos de registro de accionistas, comisiones de agencia de transferencias, tasas de custodia y cualquier otro gasto operativo. Al tener en cuenta el OCF, los inversores obtienen una visión clara del coste total de mantener un fondo, lo que permite tomar decisiones más informadas.

El precio por acción de una empresa dividido entre sus beneficios por acción durante el último año. En el caso de una cartera, se trata de la media ponderada del PER (precio-beneficio) de las acciones que la componen. El PER es un buen indicador de las expectativas del mercado sobre las perspectivas de una empresa: cuanto más alto es el PER, mayores son las expectativas de crecimiento futuro de los beneficios.

El precio por acción de una empresa dividido entre su valor contable (es decir, el patrimonio neto) por acción. En el caso de una cartera, se trata de la media ponderada del ratio precio/valor contable de las acciones que la componen.

Una cantidad, expresada en porcentaje, obtenida sobre la inversión en acciones ordinarias de una empresa durante un periodo determinado. Esta cifra indica a los accionistas cuán eficazmente se está utilizando su dinero.

La tasa media anual de crecimiento de los beneficios durante los últimos cinco años de las acciones que componen una cartera.

Datos a 30 nov 2025

Una medida de la magnitud de las fluctuaciones históricas del precio de las participaciones de una cartera en relación con los altibajos del mercado en general (o del índice de mercado correspondiente). Al mercado (o índice) se le asigna un beta de 1,00, por lo que una cartera con un beta de 1,20 habría experimentado una subida o bajada del 12 % cuando el mercado en su conjunto subía o bajaba un 10 %.

Una medida de cuánto de la rentabilidad de una cartera puede explicarse por los rendimientos del mercado en general (o de un índice de referencia). Si la rentabilidad total de una cartera coincidiera exactamente con la del mercado o índice de referencia, su R-cuadrado sería 1,00. Si la rentabilidad de la cartera no tuviera ninguna relación con la del mercado, su R-cuadrado sería 0.

Los errores de seguimiento se expresan como la desviación estándar de los rendimientos brutos excedentes del fondo, multiplicada por la raíz cuadrada de 12 para obtener una cifra anualizada.